miércoles, 24 de julio de 2024

 

Carlos Merida

Anales de 1919 el pintor guatemalteco Carlos Mérida viajó a México, país que adoptaría como su segunda patria. Al poco tiempo de su llegada se publicó una pequeña nota en El Universal que daba cuenta de que el artista de “más rigurosa personalidad de aquellos países centroamericanos” había expuesto su producción plástica dos veces en París y una en Nueva York, y anunciaba una próxima en la capital mexicana donde, como se informaba, “nos dará a conocer sus obras, casi todas inspiradas sobre motivos indígenas”. Aun cuando para abril de ese año An- tonio Castro Leal dedicó un artículo en el que resaltaba la americanalabor de su obra, paradójicamente la presencia de Mérida ante el público capitalino se dio meses antes de la esperada muestra a través de sus colaboraciones periódicas enEl Universal Ilustrado, no como artista grá co sino como crítico de arte. Publicar en uno de los semanarios culturales más importantes de la época le brindó la oportunidad de transmitir sus ideas, que en aquel momento giraban en torno a una propuesta original: “el arte americano”, y así in uir con su visión en el medio cultural y artístico de México. El pintor continuó escribiendo hasta formar una vasta obra, elaborada durante más de seis décadas, que reúne casi doscientos documentos sobre crítica, estética, investigación y análisis del arte.




 

 

 

La Colección Cantú Y de Teresa , presenta anualmente una serie de exposiciones de arte en diferentes recintos y museos 

 

En esta ocasión y para conmemorar e; 75 aniversario de la fundación del Salón de la Plástica Mexicana , la figura de Carlos Mérida esta presente

 

Aquí la presentamos en el caballete del atelier CYDT acompañada del Tórculo del Siglo XIX donde se imprimiera una gran parte de la obra grafica del siglo XX

 

 

Adolfo Cantú



l contacto con las vanguardias artísticas lo hizo ver con otros ojos la cultura de su país natal, experiencia que lo orientó a una justa necesidad de reivindicar y adueñarse de los colores, formas, ritmos y contenidos de un mundo americano en el cual lo precolombino se mezclaba con la cotidianeidad indígena y el paisaje nativo, semiselvático y milenario de su tierra. Con Carlos Mérida se da el caso extraño, como comenta Luis Cardoza y Aragón, “del americano que regresa americano a América después de la larga permanencia en Europa”.Años más tarde, en un escrito autobiográ co, el artista recuerda que tuvo la sensación de haber descubierto América, un mundo nuevo poblado de visiones tales que eclipsaban por completo la suma de impresiones recibidas en Europa.

La tradición —mexicana y/o americana— la entiende como herencia del mun- do precolombino, como el espíritu de esa sociedad que pareciese haber quedado congelado en el tiempo, tradición milenaria que subsistió a la evolución occidental: “México es un país en que las épocas no se presentan en sucesión vertical sino en coexistencia horizontal, como láminas de un abanico desplegado”.



Colección de Arte Cantú Y de Teresa 

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